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hermetismouniversal - tratado 11, 12 y 13
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cortesia de www.miportalespiritual.com
TRATADO XI - La Inteligencia a Hermes
1 Retiene la lección con firmeza, oh Hermes Trismegisto, y conserva en tu memoria lo que digo, porque no dudaré en decirte lo que hay en mí.
- A pesar de que tantos han dicho tantas y tan diferentes cosas referentes al Todo y a Dios, sin embargo no llegué a la verdad. Tú pues, Soberano Señor, esclaréceme sobre el tema, porque confío en que Tú, solo Tú, querrás manifestarme la verdad.
2 - Atiende, hijito, lo que hay de Dios y del Todo.
Dios, el Siglo, el Mundo, el Tiempo, la Transformación.
Dios creó al Siglo, el Siglo al Mundo, el Mundo el Tiempo, el Tiempo a la Transformación.
La realidad de Dios, por así decir, es el Bien, la Hermosura, la Felicidad, la Sabiduría; la realidad del Siglo es la identidad, la del Mundo el orden, la del Tiempo el cambio, la de la Transformación la vida y la muerte.
La energía de Dios es Inteligencia y Alma, la del Siglo es permanencia e inmortalidad, la del Mundo ir y volver del punto de partida a la máxima oposición , la del Tiempo crecer y menguar, la de la Transformación la cualidad.
Por consiguiente, el Siglo está en Dios, el Mundo en el Siglo, el Tiempo en el Mundo, la Transformación en el Tiempo, y es así como el Siglo permanece estable alrededor del Dios, el Mundo se mueve en el Siglo, el Tiempo pasa en el Mundo, y la transformación evoluciona en el Tiempo.
3 Por consiguiente, la fuente de todas las cosas es Dios, realidad de las cosas es el Siglo, su materia es el Mundo.
El Poder de Dios es el Siglo, la obra del Siglo es el Mundo, que nunca comenzó pero es engendrado eternamente por el Siglo. Por donde el Mundo no perecerá jamás - el Siglo es inmortal - ni nunca será destruido nada de lo que hay en el Mundo: el Mundo está rodeado totalmente por el Siglo.
- ¿Y qué es la sabiduría de Dios?
- El Bien y la Hermosura y Felicidad y la virtud total y el Siglo. El Siglo pues creó al mundo con orden y belleza poniendo inmortalidad y permanencia en la materia.
4 En efecto pues la generación de la materia depende del Siglo, así como el Siglo a su vez de Dios.
La transformación y el tiempo están en el Cielo y en la Tierra, pero tienen naturaleza distintas: en el Cielo sin cambios e indestructibles, en la Tierra con cambio y destrucción .
Y Dios es el alma del Siglo, el Siglo del Mundo, el Cielo de la Tierra, y Dios está en la inteligencia, la inteligencia en el alma, el alma en la materia.
Todas las cosas a través del Siglo.
Y a todo este inmenso Cuerpo en el que están todos los cuerpos, un Alma plena de Inteligencia lo llena por adentro y lo envuelve por fuera, vivificando el Todo: por fuera a este Viviente enorme y perfecto, el Mundo, por dentro a todos los seres vivos, y arriba, en el Cielo, permanece siempre idéntica a sí misma, y abajo, en la Tierra, produce los cambios de la transformación.
5 El Siglo es quien mantiene todo unido por medio de la Necesidad o de la Providencia o por cualquier otra cosa que se pueda pensar hoy o mañana. Y todo es actividad de Dios, energía de Dios, poder insuperable, con la cual nada se puede comparar, ni humano ni divino.
Por eso, Hermes, nunca pienses que algo pueda asemejarse a Dios, ni las cosas de arriba ni las de abajo, porque te alejarás de la verdad, porque nada es igual al Distinto, Único y Uno.
Y no se te ocurra que pueda a compartir su Poder con nada ni con nadie. ¿Quién si no El sería creador de vida, inmortalidad o transformación? y El ¿qué otra cosa haría sino crear?
Porque Dios no está inactivo, de lo contrario todo estaría inactivo, y todas las cosas están llenas de Dios. Pero nada nunca en el mundo está inactivo, ni en ninguna otra parte. Porque inactividad es una palabra vana respecto del creador y respecto de lo que viene a la existencia.
Es necesario que todo llegue a la existencia, siempre y apropiadamente en cada lugar. El Creador está en todas las cosas, no determinado a alguna, no Creador para alguna, sino de todas las cosas.
Siendo un poder siempre activante no está sometido a ninguna de sus criaturas, sino ellas a El.
Contempla por mí el mundo que se ofrece a tus ojos y considera atentamente su hermosura : cuerpo sin mancha, cuya vejez nadie supera, pero que en todo y siempre está en pleno vigor, joven y siempre más lozano!
Mira también la jerarquía de los siete cielos, bellamente creada en un orden eterno y cumpliendo los siglos en cursos diferentes. Todo está lleno de luz sin haber fuego en ningún lado: pues la amistad y la combinación de los opuestos y de los disímiles se hizo luz, y brillan sobre nosotros por la energía de Dios generador de todo bien y jefe y conductor del orden entero de los siete cielos.
Mira la Luna, precursora de todos, órgano de la Naturaleza, transformadora de la materia aquí abajo. Mira la Tierra en el medio del Todo, colocada como cimiento del bello mundo, nutricia y nodriza de todos los seres terrestres.
Contempla también cuán inmensa es la multitud de los vivientes inmortales y de los mortales, y, mediadora entre ellos, inmortales y mortales, la Luna rondando su ronda!
8 Todo pues está lleno de alma y todos se mueven, unos circulando el Cielo, otros sobre la Tierra, y los que van hacia la derecha no lo hacen a la izquierda, ni los de la izquierda a la derecha, ni los superiores descienden, ni los inferiores ascienden.
Y que todos estos seres hayan nacido, no necesitas, Hermes, aprenderlo de mí, porque son cuerpos y tienen alma y se mueven. Y no puede ser que todos converjan hacia uno sin un congregante. Es necesario que tal Congregador exista y que sea Uno.
9 Pues como tienen muchos movimientos y distintas direcciones y sin embargo una sóla es la velocidad total que les ha sido fijada, es imposible que tengan dos o más creadores. No se mantendría un único orden entre muchos. Entre varios surgiría el celo por quién es el mejor.
Y te digo: si uno fuera el creador de los seres vivos cambiantes y mortales querría también serlo de los inmortales, y los mismo el de los inmortales querría serlo de los mortales. Y supón que fueran dos: siendo como es una la materia y una el alma ¿quién sería el que lleve adelante la creación? Y si les correspondiera a ambos ¿para quién la parte mejor?
10 Piensa entonces que todo cuerpo vivo está compuesto de materia y alma, tanto el inmortal como el mortal y el irracional.
Porque todos los seres vivos están animados, y los que no tienen vida a su vez son materia que existe por sí misma, y el alma igualmente, causa de la vida suplente del Creador, subsiste por sí misma
¿Cómo pues también los otros seres vivos mortales de los mortales... ¿Cómo el inmortal Creador de la inmortalidad no crearía todo lo que corresponde a los seres vivos?
11 Por tanto es evidente que hay alguien creador de todo esto y manifiesto también que es Uno. Porque una es el Alma, una la Vida y una la Materia.
¿Quién es pues el creador? ¿Quién otro sino Dios Uno? ¿A quién otro convendría crear los seres vivos animados sino al Dios único? Por consiguiente, Uno es Dios. Es ridículísimo que si has reconocido que el mundo existe desde siempre uno, y que el Sol es uno y la Luna una y la naturaleza divina una ¿ahora quieres que Dios sean muchos?
12 Por consiguiente el mismo Dios creó las cosas todas. ¿No es terriblemente ridículo que te parezca una enormidad que Dios creara la Vida, el Alma, la Inmortalidad y la Transformación cuando tú mismo puedes hacer tantas cosas diferentes?
Porque tú miras, hablas, escuchas, hueles, tocas, caminas, piensas y respiras, y no es uno el que ve, otro el que escucha, otro el que habla, distinto el que toca, distinto el que huele, distinto el que camina, y en fin distinto el que piensa y distinto el que respira, sino que es uno sólo el que hace todo. Tampoco pues es posible que aquellas cosas queden excluidas de Dios. Pues así como si dejas de actuar dejas de vivir, así también si Dios dejara de hacer aquellas cosas dejaría de ser Dios, lo que es un impío decir.
13 Si ha quedado demostrado lo que no puedes dejar de ser ¿cuánto más Dios? Si hubiera alguna cosa que El no creara, y es impío decirlo, sería imperfecto. Y si nunca está inactivo es perfecto y por tanto Creador de todo.
Por poco me concedas lo que te estoy diciendo, oh Hermes, fácilmente entenderás que la obra de Dios es una sóla: que todas las cosas lleguen a la existencia, las que existen, las que una vez existieron o las que existirán. Esto es lo que es la Vida, ¡oh amadísimo!, ésto es la Hermosura, ésto es el Bien, ésto es Dios.
14 Si quieres entender por tus propio obrar, observa lo que ocurre cuando tú quieres engendrar. Aunque tiene poca semejanza con Aquel que ciertamente no goza ni tiene cooperador alguno. Como trabaja por sí mismo a solas, es siempre inmanente a la obra y él mismo es lo que hace.
Si estuvieran fuera de El, todas las cosas se desplomarían, y necesariamente todo perecería, por ya no tener más vida. Pero como todo tiene vida y como la Vida es también una, Uno es ciertamente Dios. Y una vez más, como todo tiene vida, lo que está en el Cielo y lo que está en la Tierra, Una es en todo y por todo la Vida, que nace de Dios y ella misma es dios.
Todas las cosas pues son engendradas por Dios, y la Vida es la unión de la Inteligencia y el Alma. Con respecto a la muerte, no es destrucción de lo que estaba unido, sino pérdida de la unidad.
15 Así pues el Siglo es imagen de Dios, el Mundo del Siglo, el Sol del Mundo, el Hombre del Sol.
En cuanto a la transformación, la llaman muerte porque el cuerpo se destruye, mientras que la vida se retira a lo no manifestado. Los seres se destruyen así, oh amadísimo Hermes, y el mundo - los supersticiosos creen que se destruye - pero yo digo que se transforma al pasar sus partes , día a día, a lo no manifestado, pero nunca que se destruya.
Y ésto es la posibilidad del Mundo, transformación y ocultamiento de astros, y transformación que es rotar, y ocultamiento que es renovarse .
16 El Mundo pues posee todas las formas, no porque las contenga adentro, sino porque las transforma en sí mismo. Si decimos que el Mundo posee todas las formas ¿qué diremos del que lo ha creado? ¡No diremos por cierto que carezca de forma! Y por otro lado si poseyera todas las formas sería igual al Mundo. ¿Diremos entonces que tiene una sola forma? Entonces sería inferior al Mundo.
¿Qué diremos entonces que es para no llevar el raciocinio a un callejón sin salida? Porque nada puede quedar así en lo que entendemos acerca de Dios. Dios pues tiene una sola figura - si es que le correspondería tener figura - que no se ofrece a los ojos, incorporal, y revela todas las cosas por los cuerpos.
17 Y no te maravilles de que exista una figura incorporal. Existe sí, como la figura de la palabra, y como en las pinturas con montañas que se alzan con relieves profundos, aunque en la realidad son lisas y planas.
Pero piensa ahora lo que estamos diciendo de una manera más audaz, aunque más verdadera: así como el hombre no puede vivir sin vida, así tampoco puede Dios dejar de hacer el bien. Mover y vivificar todas las cosas, éso es el vivir y el moverse de Dios.
18 Algunos de los términos dichos deben aceptarse con una interpretación especial.
Considera lo siguiente: "Todos los seres están en Dios". No significa que estén en un lugar - porque el lugar también es un cuerpo y lo que está en un lugar no se mueve -. Hay otra forma de estar como es en la imaginación incorporal.
Considera al que contiene a todos los seres y entiende que nada puede delimitar lo incorporal, ni nada es más veloz ni más potente que él. Al contrario, lo incorporal es más indelimitado, más veloz y más potente que todo lo demás.
19 Piensa por ti mismo de la siguiente manera. Manda a tu alma que se traslade a la India y antes que termines de hacerlo ya estará allí. Mándale enseguida que se traslade al Océano y en seguida, veloz, ya estará allí, y no porque haya pasado de un lugar a otro, sino como hallándose ya allí.
Dile que se alce hasta el Cielo y no necesitará de alas. Nada la puede detener, ni el fuego del Sol, ni el éter, ni las revoluciones del Cielo, ni los cuerpos de los demás astros, sino que atravesando todas las cosas subirá volando hasta el último de los cuerpos del Cielo.
Y si quisieras, serías capaz aún de rasgar el orbe del mundo y contemplar lo que hay allí afuera - si es que hay un "afuera" del mundo -, tú lo puedes.
20 ¡Mira qué poder, qué velocidad posees! Y si tú puedes todas estas cosas ¿no lo podrá Dios? Entiende a Dios de este modo, contiene en sí mismo a todas las cosas como pensamientos, al Mundo, a Sí mismo, al Todo.
Por lo tanto si no te igualas a Dios no podrás entenderlo. Porque el semejante sólo conoce al semejante. Crece hasta la grandeza incomparable, de un salto pasa todos los cuerpos, supera todos los tiempos y hazte Siglo, y entenderás a Dios.
Considera que para ti nada es imposible, considérate inmortal y capaz de entenderlo todo, todo arte, toda ciencia, el carácter de todo ser vivo. Sube más alto que cualquier altura, baja más hondo que cualquier profundidad.
Siente y encierra en ti mismo las sensaciones de todo lo creado, del fuego, del agua, de lo seco y de lo húmedo, piensa que estás en todas partes, en la tierra, en el mar, en el cielo, que todavía no has nacido, que estás en el vientre, que eres joven, que eres viejo, que estás muerto, que estás más allá de la muerte.
Si comprendes todo ésto con la inteligencia al mismo tiempo, tiempos, lugares, cosas, cualidades, cantidades, podrás entender a Dios.
21 Pero si encierras el alma en el cuerpo, si te abates y dices: "No entiendo nada, no puedo nada, me asusta el mar, no puedo subir hasta el cielo, no sé lo que he sido, no sé lo que seré" ¿qué puede haber entre ti y Dios?
No podrás entender nada bello ni bueno si te enternece tu cuerpo y eres perverso. La mayor maldad es ignorar lo divino.
Por el contrario ser capaz de conocer, haber querido y esperado, son el camino que en línea recta y fácilmente conduce al bien.
Cuando estés en camino, vendrá a ti en cualquier lugar, se dejará ver por ti en todas partes, aún donde y cuando no lo esperes, estés despierto o estés dormido, navegando o caminado, de noche o de día, cuando estés hablando y cuando estés en silencio: nada existe que El no sea o donde El no esté.
22 ¿Vas a decirme ahora que "Dios es invisible"? Corríjete. ¿Qué hay de más manifiesto que El? Por eso hizo todas las cosas, para que lo veas por ellas. Este es el Bien de Dios, éste su maravilloso poder: manifestarse a sí mismo en todas las cosas. Porque nada es invisible, ni siquiera lo incorporal. La inteligencia se ve al pensar, y Dios cuando crea.
Mis revelaciones para ti aquí terminan, oh Trismegisto. Todo lo que falta considéralo tú mismo de la misma manera y no quedarás decepcionado
TRATADO 12
TRATADO XII - DE HERMES TRISMEGISTO A TAT. Sobre la inteligencia común.
1 La Inteligencia, oh Tat, proviene de la realidad misma de Dios, si se puede hablar de una realidad divina; y en cuanto a que solo Dios mismo se conoce exactamente. La Inteligencia pues no está separada de la realidad de Dios, sino como si se desplegara de ella, como la luz se despliega del Sol.
Por otro lado, la Inteligencia en los hombres es un dios, y por éso algunos hombres son dioses, y su humanidad está muy cerca de la divinidad. Por ésto el Buen Genio llamó inmortales a los dioses, y a los hombres dioses mortales. En los animales irracionales la inteligencia es la naturaleza.
2 Dondequiera hay alma hay inteligencia, como también dondequiera hay vida hay alma. En los animales irracionales el alma es vida desprovista de inteligencia, y a su vez la inteligencia es un beneficio acordado a las almas de los hombres, porque las dirije hacia el bién.
En los seres irracionales la inteligencia coopera con la naturaleza particular de cada uno de ellos, mientras que en los hombres resiste a la naturaleza. Dolor y placer pervierten al alma no bien entrada en un cuerpo, y el cuerpo, compuesto, es como un caldo donde el dolor y el placer hierven juntos, y donde el alma se sumerje y ahoga.
3 Cuando las almas pues se dejan conducir por la inteligencia, ésta las ilumina con su luz y actúa en contra de sus pretensiones. Como el buen médico hace sufrir al cuerpo enfermo quemando y cortando, de igual manera la inteligencia entristece al alma arrancándola del placer del que nacen todas sus enfermedades.
La enfermedad mayor del alma es negarse al Dios, la siguiente es la opiniabilidad, causa de todos los males y de ningún bién. La inteligencia pues, al contrariar la enfermedad, procura el bien del alma, como el médico la salud del cuerpo.
4 Por otra parte, todas las almas humanas que no lograron que la inteligencia las guíe, sufren la vida de los animales irracionales, pues la inteligencia las ayuda a que se consoliden las pasiones a las que las arrastra el ímpetu de sus antojos lanzados a lo irracional.
Como animales irracionales obedecen sin razón a sus cóleras y sin razón no se cansan de desear ni se hastían de los vicios. Por éso el instinto colérico y la pasión del deseo son los vicios máximos. Estas son las almas a las que Dios impuso la Ley como verdugo y para convencerlas del mal.
5 - Entonces, oh padre, la doctrina de la fatalidad que recientemente me enseñaste corre peligro de destruirse. Porque si el Destino manda absolutamente que éste o aquel comentan adulterio o sacrilegio u otro crimen ¿serán castigados si lo han cometido por fuerza fatal?
- Todo es obra del Destino, hijito, y sin él nada habría en el mundo corporal, nada de bueno ni de malo. Está dictado por el Destino que al que hace el bien le correspondan las consecuencias, y por éso él actúa, para recibir lo que recibe porque así actuó.
6 Es suficiente por ahora lo que hemos dicho sobre el mal y el Destino. Hemos hablado ya sobre el tema en otro lugar.
Ahora estamos tratando sobre la Inteligencia, el alcance de su poder, qué distintos efectos produce en un tipo determinado de seres humanos, y de qué manera diferente obra con respecto a los animales irracionales.
E insistamos que en cada uno de aquellos, los racionales, produce sus buenos efectos de maneras completamente diferentes según la forma distinta como calma la ira y el deseo, pues hay que tener en cuenta que unos obran guiados por la razón y otros como brutos: todos los hombres están sometidos al Destino, tanto al nacer como en los cambios que se suceden en la vida.
7 Y todos los hombres padecen las consecuencias que les marca el Destino a sus actos: pero en forma diferente a los demás los que obran según razón, de los que dijimos que la inteligencia los conduce, pues las sufren, bien que hayan abandonado la maldad y no sean malos.
- Pero padre ¿qué dices ahora? ¿Es que no es malo el adúltero, el homicida y todos los demás?
- No es así, hijito, el hombre de razón, no habiendo cometido adulterio sufrirá las consecuencias del adúltero, no habiendo matado sufrirá las del asesino: es imposible sustraerse de las condiciones que impone la vida como tampoco de las del nacimiento; de la maldad, en cambio, puede salvarse el que posee la inteligencia.
8 Por éso yo siempre escuché decir al Buen Genio - que si hubiera dejado todo por escrito hubría hecho un gran servicio a la humanidad, porque solamente él, hijito, en pura verdad, como dios primero engendrado y habiendo contemplado todas las cosas, profería enseñanzas divinas -, le escuché, decía, decir cierta vez que " Todo es Uno y aún más los seres inteligibles, y que vivimos por el Poder, la Energía y el Siglo, y que su Inteligencia, que es también su íntimo ser, es buena ".
Siendo esto así, por tanto la Inteligencia carece de dimensión espacial, y por consiguiente la Inteligencia, que comanda todas las cosas y que es el ser íntimo de Dios, tiene el poder de hacer lo que quiere y como quiere.
9 Por tu parte reflexiona y aplica esta enseñanza a la cuestión que me hacías antes, me refiero acerca del Destino de la Inteligencia. Si dejas de lado, hijito mío, el vano espíritu de controversia, descubrirás que en realidad la Inteligencia, el ser íntimo de Dios, prevalece sobre todas las cosas, sobre el Destino, la Ley y todo lo demás, y que nada le es imposible, ni poner a un alma humana más allá del Destino, ni, si ha sido negligente como suele ocurrir, someterla al Destino.
Pero ya he contado sufiencemente los magníficos dichos del Buen Genio.
- ¡Y son palabras divinas, oh padre, y verdaderas y útiles! Pero explícame todavía lo siguiente: Dijiste que la Inteligencia en los animales irracionales opera como naturaleza colaborando con sus impulsos. Ahora bién, los impulsos de los animales irracionales, supongo, son pasiones. Por tanto, si la Inteligencia colabora con los impulsos y los impulsos son pasiones, ¿Es entonces la Inteligencia una pasión, dado que actúa con las pasiones?
- Bien dicho, hijito, digna pregunta, y es justo que la responda.
11 Todos los incorporales, hijito, que están en un cuerpo son pasibles, y, hablando con propiedad, son en sí mismos pasiones. Pues todo motor es incorporal, todo móvil es cuerpo, y los incorporales se mueven y son movidos por la Inteligencia, y el movimiento es una pasión.
Por consiguiente uno y otro padecen, el motor y el móvil, el uno porque impulsa, el otro porque es impulsado.
Lo que está separado del cuerpo, se separa también de la pasión. Y más bien digamos, hijito, que nada es impasible, todo es sujeto de pasión.
Difiere la pasión de ser sujeto de pasión, una es actividad, lo otro pasividad.
Ahora bien los cuerpos también por sí mismos son activos, porque o están quietos o se mueven, y en ambos casos hay pasión. Los incorporales a su vez están siempre activos y por ello son también sujetos de pasión. No dejes que esta terminología te confunda: acción y pasión son la misma cosa, y no hay porqué incomodarse de utilizar el término más conveniente.
- ¡Oh padre, te has manifestado soberbiamente!
- Atiende ahora a ésto, hijito, porque hay dos cosas que Dios otorgó al hombre con excepción de todos los demás animales mortales: la inteligencia y la razón, que es lo mismo que decir la inmortalidad. (Tienen también el don de hablar). Si pues el hombre usa ambas cosas para los fines que corresponden, en nada diferirá de los inmortales. Antes bién, una vez salido del cuerpo, ambas le mostrarán el camino hacia el coro de los dioses y de los benditos.
13- Los demás seres vivos ¿no gozan de la palabra racional, oh padre?
No, hijito, sólo tienen voces. Palabra y voz difieren por completo. La palabra es la misma para todos los hombres, en cambio cada raza animal tiene su grito propio.
- Pero los hombres, oh padre, de acuerdo al pueblo a que pertenecen ¿no usan palabras diferentes?
- Distintas, sí, hijito, pero uno es el Hombre y por tanto uno es también el lenguaje. Se traduce de una lengua a otra, pero al final se descubre que es lo mismo en egipcio, en persa o en griego.
Me parece, hijito, que ignoras toda la fuerza y la grandeza de la palabra racional. El Buen Genio, bendito dios, ha dicho que " el alma está en el cuerpo, la inteligencia en el alma, la palabra o razón en la inteligencia, Dios pues Padre de todos ellos. "
14 Por tanto, la razón es imágen y sentido de Dios, y el cuerpo lo es de la figura, y la figura lo es del alma. Lo más sutil de la materia es el aire, lo más sutil del aire es el alma, lo más sutil del alma es la inteligencia, lo más sutil de la Inteligencia es Dios. Y Dios rodea y penetra todas las cosas, la inteligencia rodea al alma, el alma al aire y el aire a la materia.
La Necesidad, la Providencia y la Naturaleza son órganos del bello orden y de la organización de la materia.
Y cada uno de los seres espirituales tiene su propia realidad, realidad que en ellos es la identidad.
En cambio, cada uno de los seres corporales del Todo es una pluralidad: en efecto, los cuerpos compuestos también poseen la identidad que en ellos consiste en su permanente trasmutarse unos en otros, y así conservan una identidad invariable.
15 Además, de todos los cuerpos compuestos en general, cada uno posee un número propio, porque sin número es imposible que se produzca ni combinación, ni composición ni disolución: son las unidades las que engendran al número y lo acrecientan, y las que a su vez cuando se disuelve lo reciben en ellas, pero la materia permanece una.
Este Mundo íntegro y total, este gran dios imagen del Dios mayor, que permanece unido a El y conserva con El el Orden y la Voluntad del Padre, es la Plenitud de la Vida, y no hay nada en el Mundo, a lo largo de la duración del retorno al punto de partida deseado por el Padre, ni en su totalidad ni en ninguna de sus partes, que no esté vivo. Nunca jamás ha habido, ni hay, ni habrá nada muerto en el Mundo. Vivo quiso el Padre que fuera mientras se mantenga unido, y por éso necesariamente es un dios.
16 ¿Cómo sería posible, oh hijito, que en este dios, en la imagen del Padre, en lo que es la Plenitud de la Vida hubiera algo muerto? Porque muerte es corrupción, y corrupción aniquilación. ¿Cómo sería posible que una parte del incorruptible se corrompiera o que se destruya algo de este dios?
- Entonces, padre mío, los seres vivos que están en el Mundo y son sus partes ¿no mueren?
- Corríjete, hijito, porque te confunde la terminología del tema transformación. No mueren, hijito, pero como buenos cuerpos compuestos se disuelven. La disolución no es muerte, sino disolución de la mixtura. Se disuelven pero no se aniquilan, de forma que vengan a renovarse. ¿Qué es la energía de la vida? ¿No es movimiento? Pero ¿puede haber algo inmóvil en el Mundo? Nada, hijito.
17- Pero padre ¿no te parece que al menos la Tierra está quieta?
- No, hijito, sino que ella misma, solitaria, se mueve de muchas maneras y permanece estable. ¿Hay cosa más ridícula que pretender que sea inmóvil la nodriza de todos los seres, la que los hace nacer y los engendra? Es imposible que sin movimiento el que hace nacer dé a luz lo que sea que nace. Es muy absurdo que te preguntes si es inerte el cuarto elemento, porque no moverse, para un cuerpo, equivale a ser inerte.
18 Considera con certeza, hijo mío, que todo, absolutamente todo lo que hay en el Mundo está en movimiento, sea para disminuir, sea para aumentar, y lo que se mueve está vivo, porque nada obliga a que todo ser vivo sea siempre el mismo.
Por consiguiente, hijito, el Mundo, como totalidad, no sufre cambios, y al mismo tiempo, todas sus partes se transforman, sin que nada perezca o se aniquile.
Los términos son los que nos desconciertan. Porque nacer no es vivir sino en nuestra percepción, y la transformación no es muerte, sino en nuestro olvido. Siendo así lo que decimos y en consecuencia, todo es imperecedero, Materia, Vida, Espíritu, Alma, Inteligencia, de lo que todas las cosas consisten.
19 Por lo mismo, todo viviente es inmortal, y por encima de todos el Hombre, porque es capaz de recibir a Dios y porque es capaz de entrar en la realidad de Dios.
Porque Dios sólo conversa con este ser vivo, de noche en sueños, de día por símbolos, y por todo tipo de medios le predice el porvenir, por las aves, por las entrañas, por inspiración, por la encina . Por donde el hombre se confía en interpretar el pasado, el presente y el porvenir.
20 Y observa esto, hijito, que cada animal en particular vive habitualmente en una parte del mundo: los acuáticos en el agua, los terrestres en la tierra, los volátiles en el aire. El hombre encambio se sirve de todos, tierra, aire, agua, fuego, y al cielo mismo lo mira y con él se relaciona por la percepción.
Por su parte, Dios envuelve y penetra todas las cosas, porque es Energía y Poder. Por lo demás, hijito, no es nada difícil entender al Dios.
21 Y si lo quieres ver, mira la organización del Mundo y el bello ordenamiento de la organización. Observa la Necesidad en las cosas manifiestas y la Providencia en lo que ocurrió y en lo que ocurre. Mira la materia grávida toda de vida. Considera este dios inmenso en movimiento con todas las cosas buenas y bellas que contiene, dioses, genios y hombres.
- Pero estas cosas, padre, son energías.
- Pongamos, hijito, que todo es energía, pero ¿quién es el que energiza? ¿Otro dios? ¿No ves que así como son partes del Mundo cielo, agua, tierra y aire, de la misma manera son sus miembros vida, inmortalidad, destino , necesidad, providencia, naturaleza, alma y inteligencia, y es la permanencia de todas estas cosas lo que llamamos Bien? Y no hay ninguna cosa del presente o del pasado donde Dios no esté.
22- ¿En la materia también, oh padre?
- Si la materia, hijito, estuviera separada de lo divino ¿qué lugar le asignarías? Mientras no haya recibido la energía ¿qué otra cosa crees que es sino una aglomeración confusa? Pero si es activada ¿por quién lo es? Porque hemos dicho que las energias son partes de Dios.
¿Quién les da la vida a los seres vivos? ¿Quién la inmortalidad a los inmortales? ¿Quién transforma a los que se transforman? Si tú nombras la materia o un cuerpo o una substancia, estás hablando de energías mismas de Dios, la materialidad es energía de la materia, la corporeidad de los cuerpos, la subtancialidad de la sustancia: porque éso es Dios, el Todo.
23 Y en el Todo no hay nada que El no sea. Y no se puede predicar de Dios ni tamaño, ni lugar, ni cualidad, ni figura, ni tiempo. Porque lo es todo: y el Todo en todas las cosas y rodeando todas las cosas.
Reverencia esta enseñanza y adórala. Porque no hay sino un culto a Dios, y consiste en no ser malo.
TRATADO 13
Discurso secreto en la montaña. Del renacer y de la regla del silencio
TRATADO XIII - TRISMEGISTO A SU HIJO TAT
1 - En las "Lecciones Generales", oh Padre, hablaste en enigmas y sin derramar luz al tratar de la divinidad: no revelaste, con la excusa de que nadie puede ser liberardo antes de renacer.
Pero cuando descendíamos la montaña después de tu conversación conmigo, me puse a suplicarte, y como insistía en aprender la doctrina del renacer, porque es lo único que todavía ignoro, me prometiste tramitírmela una vez que ya fuera extranjero del mundo.
Estoy preparado: mis sentimientos han madurado y se han hecho fuertes contra la ilusión mundanal: cumple pues lo que falta de cómo se renace según prometiste, sea de viva voz sea en secreto: ¡Ignoro, oh Trismegisto, de qué matriz nace el hombre y de qué semilla!
2- Hijo mío, la matriz es la Sabiduría comprendida en el silencio, y la semilla es el Bien verdadero.
- Pero ¿quién pone la semilla, Padre? porque estoy muy confundido.
- La Voluntad de Dios, hijito.
- ¿Y cómo es lo que nace, Padre? porque será algo extraño a mí mismo y a mi inteligencia.
- Lo que nace será distinto, será un dios hijo de dios. el Todo en Todo, compuesto de todas los Poderes.
- ¡Me hablas en enigmas, Padre, y no como un padre a su hijo!
- Estas cosas no se enseñan, hijito, pero cuando el Dios quiere, lo hace recordar.
3- Padre, tu me das explicaciones imposibles y de compromiso, y por eso quiero replicarte como corresponde: "Soy un bastardo en la familia de mi padre". ¡Padre, no tengas celos de mí, soy tu hijo legítimo! Expóneme en toda claridad la forma en que ocurre el renacer.
- ¿Qué puedo decirte, hijito? No puedo decirte otra cosa sino que habiendo yo mismo contemplado una visión inmaterial, por la misericordia de Dios, salí de mí mismo y entré en un cuerpo inmortal, y ya no soy el de antes, pero he nacido en la inteligencia.
Esta experiencia no se puede enseñar ni ver con este elemento material con que vemos aquí: por éso ya no me preocupo por aquella forma compuesta que fué la mía: ya no tengo color, ni toco las cosas, ni percibo el espacio, soy un extraño a todo esto.
Me estás viendo ahora con los ojos, hijito mío, pero por más que me estés mirando y me observes no te darás cuenta de lo que soy realmente. No es con esos ojos que se me vé ahora, hijito.
- ¡Me enloqueces, Padre, grandemente y dejas mi alma en completa turbación, porque a esta altura ya ni yo mismo me percibo!
- Ojalá, hijito, que tú también salgas de tí mismo como los que sueñan en el sueño, pero tú sin dormir!
- Pero dime ésto ahora: ¿quién es el operador que obra el renacer?
- El hijo del Dios, el mismo y simple hombre, por la voluntad divina.
- Ahora sí, finalmente, me has dejado mudo de asombro. Yo he perdido mis sentidos comunes y sin embargo te veo siempre con la misma estatura, Padre, y con la misma forma exterior.
- En éso te equivocas: pues la forma mortal es día a día diferente: cambia con el tiempo, aumenta o disminuye, y así engaña.
- Pero ¿qué es verdad entonces, oh Trismegisto?
- Lo que no está corrupto, hijito, lo que carece de límites, lo que no tiene colores, ni forma, lo inmóvil, desnudo, brillante, lo que no puede captarse sino en sí mismo, el inalterable Bien, lo Incorporal.
- Realmente, Padre, ¡estoy enloquecido! Porque creo que me has hecho sabio, pero la percepción de mi pensamiento está embotada!
- Y así es como ocurre, hijito mío. Porque el fuego sube, la tierra cae, el agua es húmeda, el aire sopla... pero ¿como habrías de percibir por el sentido lo que no tiene dureza, ni humedad, lo inasible, lo impenetrable, lo que sólo se puede concebir por su poder y su energía, lo que requiere la capacidad de entender lo que es nacer en dios?
7- ¿Es que yo no la tengo, oh padre?
- Que no sea así, hijito, atráela a tí y vendrá, quiérela y será. Reprime los sentidos del cuerpo y se producirá el nacimiento de la divinidad, purifícate del castigo irracional de la materia.
- ¿Es que tengo un verdugo en mí mismo, oh padre!
- Y no pocos, hijito, sino temibles y muchos.
- Dímelo, padre.
- El primer castigo, hijito, es la ignorancia, el segundo la tristeza, el tercero la intemperancia, el cuarto el deseo, el quinto la injusticia, el sexto la ambición, el séptimo el engaño, el octavo la envidia, el noveno la traición, el décimo la cólera, el undécimo la precipitación, el duodécimo la maldad. Son doce en número, pero en cada una hay otras muchas, hijito, que a través del cuerpo prisionero obligan a sufrir, sensitivamente, en lo interior del hombre. Se alejan, aunque no todas juntas, de quién se apiada Dios, y así se funda el modo y el sentido de la regeneración.
8 Ahora, hijito, calla y mantente en piadoso silencioso, que así la misericordia de Dios no se detendrá para nosotros. Ahora alégrate, hijito, que se renuevan y purifican los Poderes de Dios para que se reunifiquen los miembros del Nombre.
Viene a nosotros el conocimiento de Dios, y al venir, la ignorancia es arrojada afuera.
Viene a nosotros la experiencia de la alegría, y a su llegada, huirá la tristeza hacia los que la puedan recibir.
9 Después de la alegría, llamo al poder de la moderación. ¡Oh poder delicioso! démosele, hijito, la más benevolente acogida. ¡Mira cómo desde su llegada ha rechazado a la intemperancia!
En cuarto lugar llamo ahora a la constancia, el poder que se opone al deseo.
El próximo escalón, hijito, es el pedestal de la justicia. Mira cómo, sin juicio, arroja a la injusticia. Y ella ausente, hijo mío, nos hallamos justos. LLamo a nosotros, en sexto lugar, a la que lucha contra la ambición, la fraternidad.
Fuera la ambición, llamo entonces a la veracidad: fuera el engaño, nace la veracidad. ¡Mira cómo el Bien alcanza su plenitud cuando llega la Verdad! Porque la envidia se ha alejado de nosotros, y el Bien sucedió a la Verdad, y también Vida y Luz, y ya no estamos amenzados por ningún castigo de la Tiniebla, que se han ido volando con fragor de alas.
10 Conoces, pues, hijito, el modo de la regeneración. Cuando sobreviene la Década, hijito mío, se concluye el nacimiento intelectual, la Duodécada es expulsada y el nacimiento nos diviniza. Porque el que, por la misericordia, acepta el divino nacimiento, se percibe a sí mismo con estos poderes y se llena de alegría.
11- ¡Oh padre, el Dios me ha hecho inquebrantable! Me represento las cosas que veo, no con los ojos sino con la energía intelectual lograda por los poderes. ¡Estoy en el Cielo, en la Tierra, en el agua, en el aire; estoy en los animales, en las plantas; en el vientre, antes del vientre, después del vientre, estoy en todas partes! Pero dime algo todavía: ¿Cómo es que los castigos de la Tiniebla, siendo doce en número, son rechazados por diez poderes? ¿Cómo se realiza, oh Trismegisto?
12 -Este escenario del que hemos salido, hijito, consiste en el círculo zodiacal que está, a su vez, compuesto por el número de los doce seres, que son de una única naturaleza, y signos de todas las formas, para perdición del hombre. Entre ellos hay algunas parejas que en la práctica son como uno sólo - la cólera y la precipitación, por ejemplo, son inseparables - o imposibles de distinguir. Por donde, hablando con corrección, es bien posible que doce abandonen, que los diez poderes, es decir la Década, las expulsen. Porque la Década, hijito mío, engendra el alma: pues Vida y Luz son uno, allí nace el número de la Unidad, del Espíritu. Por consiguiente y según la razón, la Unidad contiene a la Década, y la Década a la Unidad.
13 - ¡Padre, veo el Todo y a mísmo en la Inteligencia!
14 - 9;- ¡Ese es el renacer, hijito, no más percibir en forma corporal tridimensional!, logrado durante estos discursos acerca de la regeneración, que he consignado por escrito para que no induzcamos al error sobre el Todo a la multitud, hacia aquellos que el Dios mismo quiere.
- Dime, padre, este cuerpo nuevo formado por los poderes, ¿puede tambier sufrir la disolución?
- ¡Corríjete y no digas cosas imposibles! Porque faltarías y el ojo de tu mente cometería un sacrilegio. El cuerpo sensible de la naturaleza está lejos de esta generación esencial. Uno es disoluble, el otro indisoluble, uno es mortal, el otro inmortal. ¿Ignoras que, como yo, has nacido dios e hijo del Uno?
15	- Quisiera, oh padre, el himno de alabanza que tú dijiste haber oído de los Poderes cuando estuviste en la Ogdóada.
- Como la Ogdóada predijo a Poimandres, así justamente te apresuras a destruir el escenario, porque ya estás purificado. Poimandres, la Inteligencia Suprema, no me trasmitió nada más de lo que yo he dejado escrito, pues sabía que, por mí mismo, sería capaz de entender todas las cosas y de escuchar lo que yo quisiera, y ver todas las cosas, y me confió la misión de hacer el bién. Por éso, en todas las cosas cantan y celebran los Poderes que están en mí.
- Anhelo, padre, oirlo y quiero comprender todo.
- No digas más nada, hijo mío, escucha la alabanza armoniosa, el himno de la regeneración, que consideré que no era conveniente manifestarlo abiertamente sino a tí, al fin de todo. Porque no es algo que se enseña, sino que se oculta en silencio. Así entonces, hijito, de pié, al aire libre, vuelto reverente hacia el viento del sur, hacia la puesta del Sol en su camino, adora. Y hazlo también al amanecer, vuelto hacia el viento del Levante. En silencio, hijito mío.
HIMNODIA SECRETA - FORMULA IV
17 " Que toda la Naturaleza del Mundo preste oídos a este himno.
¡Abrete Tierra, soltáos cerrojos de la lluvia,
Arboles, no os agitéis!
Porque voy a cantar un himno al Señor de la Creación, al Todo, al Uno.
¡Abríos Cielos, detenéos Vientos!
Que el Círculo, inmortal, de Dios atienda mi palabra.
Pues voy a cantar un himno al Constructor de todas las cosas,
Al que hincó la Tierra y suspendió los Cielos,
Al que ordenó al Agua dulce salir del Océano y regar la tierra habitada y la deshabitada, para que todos los hombres se alimenten y vivan,
Al que ordenó al Fuego que se manifestara para toda utilidad de dioses y de hombres.
Ofrescámosle todos juntos esta alabanza, al que vuela por arriba de los Cielos, al Constructor de toda la Naturaleza.
El, el Ojo de la Inteligencia, acepte la alabanza de mis poderes.
18 ¡Poderes que habitáis en mí, cantad al Uno y al Todo!
¡Conmigo todo los Poderes que están en mí!
Sublime Conocimiento, iluminado por tí, por tí celebro la Luz espiritual en espiritual alegría.
¡Poderes todos cantad conmigo!:
Ven, moderación, canta conmigo.
Ven justicia mía, canta al Justo en mí.
Ven fraternidad mía, canta al Todo en mí.
Cante la verdad, la Verdad.
Cante el bien, el Bien.
Vida y Luz, es de vosotras que viene y es a vosotras que va esta alabanza.
Gracias Padre, energía de los Poderes,
Gracias Dios, fuerza de mis energías: Tu Nombre te canta himnos en mí,
Por mí, recibe el Todo por el Nombre, como ofrenda racional.
19 Esto es lo que claman en mi los Poderes: cantan al Todo, cumplen tus deseos, tu Voluntad, que de Tí viene y a Tí retorna,
Tú, el Todo.
Recibe de todas las cosas la ofrenda racional: el Todo qu está en nosotros: ¡Vivifícalo, Vida, ilumínalo Luz, Espíritu, Dios!
Porque de tu Nombre, la Inteligencia es el pastor,
¡oh Creador, oh conductor del Espíritu!
20 Tú eres Dios.
Esto es lo que tu hombre, el que te pertenece, clama, por y a través del Fuego, del Aire, de la Tierra, del Agua, del espíritu, de todas tus criaturas.
Por Tí encontré la alabanza digna del SIglo y obtuve mi deseo, por tu voluntad, el descanso, pues vi cumplida, por tu deseo, esta alabanza."
21- ¡Oh padre, la he depositado y la conservo en mi mundo!
- Dí "en mi mundo espiritual", hijito.
- En el espiritual, padre. Tengo poder. Con tu himno y con tu alabanza, mi mente ha quedado llena de luz. Más aún, de mis propios sentimientos, ofreceré yo también una alabanza al Dios.
- ¡Pero no improvises, hijo!.
- ¡Padre, diré lo que en la inteligencia estoy viendo!
A Tí, principio generador de toda generación, yo, Tat, elevo a Dios mis ofrendas racionales.
¡Oh Dios, Tú el Padre, Tú el Señor, Tú la Inteligencia recibe de mí las ofrendas recionales que deseas, porque es por tu Voluntad que todo se cumple. "
- Hijo mío, ofrece una ofrenda agradable al Dios Padre de todas las cosas. Pero agrega siempre, hijito, "por el Nombre".
22 - Gracias, padre mío, por tus consejos de la oración.
- Me congratulo, hijito, que por la Verdad hayas producido buenos frutos, una cosecha inmortal. Habiendo aprendido estas cosas de mí, prométeme el secreto de esta virtud, que a nadie, hijito, revelarás la forma de trasmitir la regeneración, para que no vengamos a ser divulgadores.
Y ahora basta, ambos estuvimos ocupados, yo hablando, tú escuchando. Espiritualmemte, ya te conoces a tí mismo y conoces al Padre, el nuestro.
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